domingo, 23 de diciembre de 2012

Más ética, más valores ...



La actualidad está llena de casos de corrupciones, presuntas y, también, innegables, de todos los colores políticos, que infectan nuestro país de norte a sur. Asistimos, cada vez con mayor indignación, aunque todavía, algunos, los menos, con resignación y hasta cierta indiferencia, a los comportamientos corruptos de responsables políticos, altos directivos y funcionarios que, desde el interior de nuestras Administraciones Públicas, bien por iniciativa propia o por incentivos externos, se dejan llevar por estímulos económicos o de cualquier otro tipo, saltándose las reglas establecidas, sin decoro, ni vergüenza.
http://sobrepolitica.com/corrupcion-administrativa-colombia/
Hoy, el descrédito de la política y de sus instituciones está, más que nunca, encima de la mesa. El pueblo clama y demanda, cada vez con más exigencia, un mayor y mejor comportamiento ético de sus dirigentes y evalúa con estándares más exigentes que los aplicados en el pasado (Vilas, 2000; CIS, 1992; CIS, 2000; CIS, 2009; Arenilla, 2011). La lucha contra una democracia complaciente, insensible o incapaz de atajar estas lacras de forma rápida y eficaz, abocada a que sus espacios de poder sean ocupados por personas que valiéndose de los procedimientos democráticos, la vacíen de contenido y de valores convirtiéndola en una máscara que representa al poder pero, carente de legitimación ética y democrática, sólo generadora de injusticias, parece ser la idea que, mayoritariamente, ha surgido y se reafirma con fuerza en la sociedad española.
Y, ante ello, no se trata sólo como algunos pretenden, de aplicar soluciones de marketing político (Puig, 2000; Sancho, 1999) para recuperar el prestigio de “ciertos responsables públicos”. Es mucho más lo que está sobre la mesa, es la necesidad de que dirigentes políticos y, también, directivos y funcionarios, se conviertan en referente y ejemplo de valores para la sociedad, logrando acompasar nuevamente sus valores con los que exigen los ciudadanos para recobrar su confianza y su adhesión a las instituciones democráticas (Arenilla, 2011), … tales como más equidad, ética, justicia, excelencia, integridad, representación, “expertise” o habilidades demostradazas en la gestión encomendada, responsabilidad, transparencia, imparcialidad, accountability o rendición de cuentas, honradez, diligencia, profesionalidad, entre otros[1].
http://www.monografias.com/trabajos70/
No obstante, se debe decir que, actualmente es tal la extensa panoplia de valores, principios y comportamientos exigibles a los dirigentes y servidores públicos, que de cumplirlos “a rajatabla”, haría de ellos una especie de héroes o ángeles sublimes, o como decía Thomas Jefferson, reducirlos a propiedad pública (“cuando alguien asume un cargo público, debe considerarse a sí mismo como propiedad pública”), haciendo, en cierta forma, inviable esta estrategia “agregacionista” de valores de referencia, que aunque necesarios, resultan del todo insuficientes porque siempre la realidad superará el recetario de pretendidas contramedidas éticas que se quieran proponer (Ausín, 2010)[2].
Y es que, en los últimos años, ha proliferado abundante normativa sobre los parámetros éticos en los que enmarcar la actuación de los servidores públicos, a distintos niveles (central, autonómico, local), con leyes, códigos/manuales de buena conducta, de conflictos de intereses, etc., en un intento de clarificar el camino a seguir en el desempeño de las funciones públicas encomendadas. Sin embargo, no parece que los resultados hayan sido los esperados.
Pero, la ética pública no es algo novedoso que haya surgido “como moda” en las últimas décadas. Históricamente, la ética pública ha sido un instrumento poderoso que ha auxiliado a la política para alcanzar su objetivo de velar por la pluralidad de intereses de los gobernados, moderando deseos de políticos y funcionarios, enfocando su preocupación al bien general (Diego, 2001)[3]. Así, el tema de la ética ha estado presente en la historia del pensamiento político con Diógenes, Sócrates, Platón, Aristóteles, Plutarco, Séneca, Cicerón, Confucio, San Agustín, Santo Tomás, Kant, Spinoza, Gracián, Bertrand Russell, Hegel, Hobbes, Rousseau, Weber, etc. Y, entre contemporáneos como John Rawls, Alasdair Mac Intyre, Hans Kung, Meter Ulrico, Warren R. Coeland, J. Philipz Wogaman, Karl Otto Apel, Jüergen Habermas, etc. También, entre autores españoles encontramos pensadores como el destacado administrativista Posada Herrera[4], quien hace ya más de cien años hablaba de “ciertos principios inmutables e independientes de la voluntad del legislador”, que “son de todos los tiempos y de todas las leyes”. Pero, Posada Herrera fue mucho más allá, entroncando con el pensamiento moderno, al decir que “todo lo que tienda a destruir el principio de la conservación de la sociedad y a detener la marcha de su progreso, será contrario a las reglas de buena administración”. Además, las referencias de autores españoles a citar sobre este tema son numerosas, destacando, entre otros muchos a Fernando Savater, Victoria Camps, Adela Cortina, Javier Muguerza, José Luis Aranguren, Jesús González Pérez, Manuel Villoria o Jaime Rodriguez de Arana, etc. En este sentido, recordando a Pi y Margall, en sus cartas sobre la Moral, “el sentimiento de la propia dignidad y el respeto de la ajena son, a no dudarlo, la “conditio sine qua non” de las sociedades”[5].
Por tanto, parece que no se trata de normar/reglar o legislar, sin más. Como dice Cortina (1998), “la confianza entre las instituciones y las personas no se logran multiplicando los controles, sino reforzando los hábitos y las convicciones. Esta tarea es la que compete a una ética de la Administración Pública; la de generar convicciones, forjar hábitos, desde los valores y las metas que justifican su existencia”. En este mismo sentido, Victoria Camps (1985) señala que, lo importante es “la voluntad de aceptarlos por parte de quienes tienen que suscribirlos, así como la creencia de que no es inútil tenerlos”.
http://mpyec.blogcindario.com/2009/06/00007-etica-publica-y-moral-privada.html
Así pues, el desafío planteado, es enorme. Encontrar, integrar y contar con personas honestas, íntegras y rectas más allá de sus colores políticos, personas responsables, garantes, cumplidoras, preparadas y formadas que actúen sin olvidar el deber hacia la comunidad a la que representan y para la que trabajan, supone un esfuerzo que para muchos partidos políticos y administraciones se plantea extremadamente difícil, aunque, desde la positividad de quien escribe estas líneas, no inalcanzable por el bien de tod@s.
La sociedad española exige con una voz cada vez más enérgica ante la dura crisis que sufrimos, un nuevo estilo de gobernar de altos responsables de la gestión pública, políticos y funcionarios, en el que realmente los valores de estos políticos y de la Administración se aproximen o se identifiquen con los valores reales de la sociedad española, que en definitiva son los valores que inspiraron y guiaron los Pactos de la Moncloa en 1977 y que permitieron la aprobación de nuestra Carta Magna, piedra angular del ordenamiento jurídico a la que están sujetos todos los poderes públicos y, también, los ciudadanos. Y debe ser desde esta potente brújula, desde donde se determine el marco en el que levantarnos y desarrollarnos de nuevo, pero con más transparencia, equidad, justicia, pero también, más información, presupuestos accesibles, inversiones productivas y eficientes socialmente, con reducción del gasto corriente en su acepción de improductivo y, sobre todo, con el ejercicio de un poder público que se haga de verdad en nombre de los ciudadanos (Arenilla, 2003 y 2011) y por los ciudadanos.
Aunque, como señaló Platón, ...  “en esta guerra, el vencerse a sí mismo es la primera y mejor de todas las victorias” (Diego, 2010).


[1] Del artículo del profesor Canales, titulado “Algunas reflexiones sobre la ética pública”, presentado en el VII Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Lisboa, Portugal, octubre, 2002. Se incluye en el libro “Lecciones de Administración y de Gestión Pública”.
[2] Ver artículo de Txetxu Ausín, “Ni ángeles, ni demonios: ética aplicada al servicio público”, incluido en el libro “Ética y servicio público”, colección Dilemata, 2010.
[3] Diego Bautista, O. (2001), “La ética en los servidores públicos”, UPN, México, 2001.
[4] Ver “Lecciones de Administración”, de Posada Herrera, 1843.
[5] Ver la Colección de Informes y Documentos del Ministerio de Administraciones Públicas, “Jornadas sobre Ética Pública”, 1997.

viernes, 21 de diciembre de 2012

¿Por qué luchamos? (Why we fight?), de Frank Capra




Dentro de las actividades del Modulo 6 que trata sobre “Ética Pública, Buen Gobierno y Transparencia”, impartido por el profesor Sanmartín, se encuentra el visionado del episodio 2 "El ataque de los nazis" (The Nazis Strike), de una serie de siete Documentales titulado "¿Por qué luchamos? (Why we fight?), emitidos entre 1942-1945 y en su mayoría dirigidos por Frank Capra.

En concreto, estos siete documentales de propaganda encargados por el gobierno de EE.UU durante la IIª Guerra Mundial, fueron: 

1.      Prelude to War (Preludio de guerra) (1942): examina las diferencias entre las democracias y los estados fascistas y relata la conquista japonesa de Manchuria y la conquista italiana de Etiopía.
2.      The Nazis Strike (Los nazis atacan) (1943): trata de la anexión de Austria y de las conquistas estratégicas de Checoslovaquia y Polonia
3.      Divide and Conquer (Dividir y conquistar) (1943): se centra en la campaña del Benelux y la caída de Francia.
4.      The Battle of Britain (La batalla de Inglaterra) (1943): trata sobre la victoria de la Royal Air Force contra la Luftwaffe.
5.      The Battle of Russia (La batalla de Rusia) (1943): muestra a los rusos defendiendo Rusia de los alemanes.
6.      The Battle of China (La batalla de China) (1944): trata sobre la agresión japonesa en la masacre de Nankín y los esfuerzos chinos para la construcción de la carretera de Burma y la batalla de Changsha.
7.      War Comes to America (La guerra llega a América) (1945): muestra cómo las agresiones del eje hicieron cambiar de opinión de los americanos contra el aislacionismo.

Los documentales se realizaron, fundamentalmente, por dos razones:

  1. Como respuesta a la película propagandística nazi “El Triunfo de la Voluntad” (Triumph des Willens), dirigida por Leni Riefenstahl, estrenada en 1935, en la que se mostraba el desarrollo del Congreso del Partido NacionalSocialista, en 1934 en Núremberg. El tema principal de esta cinta es el regreso de Alemania a la categoría de potencia mundial, mostrando a Hitler como un mesías que devolvería la gloria a la nación.
  2. Para convencer a la población civil estadounidense de la necesidad de intervenir e involucrarse en la Guerra. Una población castigada duramente por los efectos devastadores de la Gran Depresión, que desconfiaba de un gobierno incapaz de poder poner fin a la crisis y que, además, había incumplido casi todas sus promesas electorales.

Como curiosidades a destacar, comentar que estos documentales se editaron principalmente por William Hornbeck, bajo la supervisión del Departamento de Guerra. Fueron narrados por Oscar Walter Huston, actor ganador de un Oscar, siendo las partes animadas producidas por los estudios Disney, como los mapas animados representando el supuesto progresivo avance del Eje en negro, territorio que deseaban Alemania, Italia y Japón. 

Así pues, merece la pena visualizar estas cintas, enmarcándolas en el momento histórico que narran, para comprender no sólo la tremenda situación que vivió la población civil, sino también para atisbar los potentes intereses económicos y políticos que se movieron a ambos lados.

Aqui os dejo el enlace para los interesados en estos documentales:



domingo, 9 de diciembre de 2012

Policy Networks & Políticas Medioambientales


Las complejidad y diversidad que han adquirido las políticas públicas en las sociedades de hoy, fomentan la participación de actores tanto públicos como no públicos (instituciones, organizaciones, grupos, individuos), que se relacionan entre sí y son interdependientes (Kriesi, Adam y Jochum, 2006). Esta compleja interacción, participación y relación entre actores, en ámbitos sectoriales o plurisectoriales y en niveles regionales, nacionales o internacionales, en cada una de las políticas públicas, se define con el concepto de “redes de políticas públicas” o Policy Networks[1]. Estas redes o networks se pueden describir como actores públicos/privados y sus interacciones, más o menos estables, a través de las que dirigen, coordinan o controlan recursos materiales o inmateriales en un ámbito de políticas públicas de interés común (Heritier, 1993). Pero, no en todos los casos los actores mantienen entre sí una relación jerárquica (Agranoff y MacGuire, 1999) de hecho, los lazos entre ellos podrían estar o no institucionalizados (Heritier, 1993, John, 2001; Natera, 2005)[2].

http://desenchufados.net/el-cambio-climatico-es-como-un-reloj-de-arena-o-de-agua/
El concepto de Policy Networks se clarifica y se hace más comprensible cuando se focaliza en la temática medioambiental, ya que desde la década de los setenta con la Declaración sobre el Medio Humano en la Conferencia de Estocolmo en 1972; e incluso antes, en París 1968 con la Conferencia de la Biosfera, hasta el presente con la celebración de la Cumbre de Naciones Unidas sobre Cambio Climático en Doha (Qatar), la preocupación creciente por los efectos que la acción del hombre podría tener sobre el Planeta, ha sido objeto de multiplicidad de estrategias de acción, planes, instrumentos, reuniones, estudios, posicionamiento de gobiernos y de la sociedad en su conjunto (ver últimas noticias sobre el Protocolo de Kioto y su prórroga hasta 2020). Esto ha presentado y presenta no pocos problemas y desafíos que afrontar. Entre otros, mencionar la variedad de actores y acciones; las exigencias de llevar a cabo multitud de políticas de gobernanza eficientes en los ámbitos Estado-nación y, también, global-local; conseguir compromisos en el largo plazo; soluciones que dependen de avances tecnológicos y  científicos que suponen grandes costos y esfuerzos, etc. [3]

Con anterioridad a los años setenta, las cuestiones que hoy se incluyen en la temática ambiental eran visualizadas y fiscalizadas de forma individual para cada uno de los recursos o para las diferentes cuestiones a tratar. No se tenía una visión (o política) ambiental integral. De esta manera, los temas de recursos naturales eran tratados individualmente e incluidos en las agendas políticas de diferentes organismos con escasos nexos entre sí, como los recursos forestales/hídricos/minerales, fauna y flora, etc., para los que las políticas y el marco normativo concurrente se orientaban a cuestiones de producción y, en pocos casos, de conservación, imponiéndose una visión más bien sanitaria.

http://calentamientoglobaldelmundo-victoria.blogspot.com
Así pues, desde los años setenta despega en diferentes países el desarrollo y la inclusión de políticas, instrumentos, planes de acción que llevan a desarrollar en un primer momento, políticas sólo correctivas en materia medioambiental, avanzando posteriormente a políticas preventivas para, finalmente, intentar políticas pro-activas efectivamente transversales que conecten con otras políticas sectoriales públicas[4].

Ejemplo de esta concienciación creciente, es el documental estadounidense “Una Verdad Incómoda” (An Inconvenient Truth), presentado por el ex Vicepresidente de EE.UU., Al Gore, indicado por la profesora Carmen Navarro, dentro del módulo 5 del curso, que trata de concienciar, al mismo tiempo que estimular, fomentar y fortalecer la implicación de la sociedad en general en la lucha contra los devastadores efectos del calentamiento global, haciendo hincapié en la importancia de respetar el planeta cuidando, conservando y resguardando el entorno y el patrimonio natural para poder asegurar “un futuro” aceptable a la humanidad. Ya que como señala Lynton Caldwell (1984): “el mundo es la Tierra, más la Humanidad, más los cambios realizados por la Humanidad”.



BIBLIOGRAFÍA

AGRANOFF, R. y MCGUIRE, M. (1999) "Managing in networks settings", Policy Studies Review 16(1): 18-41.
HERITIER, A. (1993) "Policy Network Analysis: A Tool for Comparative Political Research", en H. Keman (ed.), Comparative Politics: new directions in theory and method, Amsterdam: University Press.
KRIESI, H., ADAM, S. y JOCHUM, M. (2006) "Comparative analysis of policy networks in Western Europe", Journal of European Public Policy 13(3): 341-361.
JOHN, P. (2001) "Policy networks", en K. Nash y A. Scott (eds.), The Blackwell companion to political sociology, Malden: Blackwell, pp. 139-148.
NATERA, A. (2005) "Nuevas estructuras y redes de gobernanza", Revista Mexicana de Sociología 67(4): 755-791.




[1] El concepto “red de políticas públicas” ha sido estudiado/analizado, entre otros, por Dowding, 1995; Jordan, 1990 y Marsh 1998.
[2] Ver artículo de Verónica Viñas y José Ignacio Cases “La política en la red”, presentado en el X Congreso Español de Ciencia Política y de la Administración, Murcia 7-9 de septiembre, 2011.
[3] Ver artículo de David Held y Angus Fane Hervey “Democracia, cambio climático y gobernanza global. La práctica democrática y el abanico de opciones políticas”. Traducción de Nadia Talamantes. Papeles de relaciones ecosociales y cambio global, nº 108, 2009.
[4] Ver “Desarrollo sustentable y cambio global” de Víctor L. Urquidi. México, 2007.

viernes, 7 de diciembre de 2012

“Una Verdad Incómoda” (An Inconvenient Truth), presentado por el ex Vicepresidente de EE.UU, Al Gore



Tras visionar el documental estadounidense “Una Verdad Incómoda” (An Inconvenient Truth) indicado por la profesora Carmen Navarro, dentro de las actividades del módulo 5, sobre “Políticas Públicas” del Curso de Especialista de Administración Pública, merece la pena dar unas breves pinceladas sobre este interesante documental presentado por el ex Vicepresidente de EE.UU, Al Gore, durante el mandato de Bill Clinton, que trata sobre los efectos del calentamiento global generado por la actividad humana en el planeta y por el que obtuvo:

-          en 2006, el Oscar al Mejor Documental y Mejor Canción Original para “I Need to Wake Up”,
-          en 2007, el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional
-      en 2007, el Premio Nobel de la Paz (premio que comparte con el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de Naciones Unidas).

A lo largo de toda la cinta, Al Gore explica, argumenta y reflexiona sobre los devastadores efectos de la actividad humana sobre la tierra, del que responsabiliza a personas/gobiernos e industrias que lo generan, enfatizando sobre la necesidad de evitar la destrucción del planeta a través de la búsqueda de energías limpias. Sin embargo,  poco tiempo después (en noviembre de 2009), el escándalo Climategate y el desmedido aumento de la fortuna de Al Gore, junto a denuncias de numerosos científicos de la comunidad internacional, entre otras cuestiones, pondrían en duda la fiabilidad de muchos de los datos presentados en este documental.

Conectado con ello, en estos días se está celebrando en Doha (Qatar), la Cumbre de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, en la que se esta viviendo una cuenta atrás “casi agónica” para aprobar una prórroga del Protocolo de Kioto que se aplica a países desarrollados (con excepción de EE.UU) y cuya fecha de caducidad expira el próximo 31/12/2012.

Las últimas noticias parecen indicar que en el tramo 2013-2020 se podría alcanzar una prórroga del protocolo, aunque comience en 2015 y con menos países involucrados comparado con el número de naciones que acordaron reducir emisiones en el acuerdo primigenio de 1997 (Japón, Canadá y Rusia ya han anunciado su intención de no renovar Kioto).

Y, ante esta situación límite, innumerables preguntas emergen solas… ¿se logrará consensuar un nuevo acuerdo internacional vinculante para 2020, tal y como se pactó en la reunión de Durban el año pasado??? ¿Se conseguirá que China y la India, dos de los grandes países contaminadores, no sometidos al Protocolo de Kioto, se sometan a esta futura nueva normativa??? O, por el contrario, todo el trabajo y esfuerzo realizado quedará en nada??? … Sólo el tiempo dirá.

Aqui os dejo el enlace a YouTube para los interesados en ver este documental:






sábado, 24 de noviembre de 2012

Democracia y Administración Pública...



En las últimas décadas, la intensa pérdida de legitimidad de la Administración Pública, como parte del sistema político institucional, es más que evidente. Mucho tiene que ver en ello los frecuentes casos de corrupción, el desprestigio de las clases políticas tras la pérdida de valores y la práctica desaparición de las ideologías (Baena del Alcazar, 2005), la invariabilidad en los estilos de gobernar, la percepción ciudadana de que la actuación política está regida por imperativos vinculados al poder (CIS, 1994) y que los ciudadanos no perciben de forma directa cuál es el impacto global de su participación en el juego democrático (Frías, 2001; Arenilla, 2011).
http://www.abengoa.es/web/es/gestion_responsable/

Por tanto, parece que la cuestión de fondo es política y cómo se ejerce el poder sobre los ciudadanos, o sea, cómo funciona la democracia. De ahí que Denhardt y Denhardt (2003) afirmaran que “el Gobierno no debería funcionar como un negocio; debería funcionar como una democracia”.

Y es aquí de donde radica la importancia del estudio de las Administraciones Públicas en nuestros días, en el hecho de que éstas son el principal instrumento con que cuenta un gobierno para aplicar su programa (Aguilera de Prat et al., 1987), y de que los gobiernos se legitiman, además hoy, no sólo por su carácter representativo, sino también por su acción. En este sentido, Valles (2000) define la Administración Pública como una organización integrada por personal profesionalizado, dotada de medios materiales y económicos de titularidad pública para llevar a la práctica las decisiones del ejecutivo. Las Administraciones Públicas son parte e instrumento de este ejecutivo político, que las necesita para que las políticas adoptadas no se queden en simple declaración e intenciones y se traduzcan en intervenciones directas sobre la realidad en la que se quiere incidir (Canales, 2002).

En esta línea, decir que las dificultades de la Administración para enfrentarse con la pérdida de legitimidad institucional son de origen diverso, uno relacionado con su misión y otro con su naturaleza política (Baena del Alcazar, 2005). Respecto al primero, debe resolver, entre otras, las siguientes contradicciones: garantizar la cohesión social, lo que implica un creciente gasto público, a la vez que debe aplicar políticas de contención del mismo; lograr la aceptación social de los nuevos cambios y compartir su consecución con una serie de agentes que pueden no responsabilizarse de sus resultados; y, además, legitimarse por el cumplimiento de la ley o por los resultados (Arenilla, 2011). Y es que, la democratización plena, la participación y la modernización de nuestro sistema político-administrativo, constituyen sin duda un proceso inacabado e inacabable (Canales, 2002).

http://economia.carpetapedagogica.com/2012/09
Así pues, es indispensable basarse en una nueva actitud, un nuevo enfoque, que supondría siempre un proyecto de obtener y mantener la credibilidad del Gobierno y la Administración. Esta distinta perspectiva del manejo de los asuntos públicos podría ser la Gobernanza, entendida ésta como la capacidad o aptitud para realizar fines públicos, procurando la interacción entre la pluralidad de subsistemas sociales existentes en las actuales y complejas sociedades globales, con diferentes niveles de gobierno y en el que se desarrollan cada vez más las nuevas tecnologías (Baena del Alcazar, 2005).

La actuación pública debe buscar la efectividad que se remite al futuro mediante la planificación estratégica, entendida como criterio político-social que contempla los referentes de actuación para la resolución de problemas. Entre estos se encuentran (Moreno-Jimenez, Pérez y Velazquez, 2010): la creación conjunta de una sociedad mejor (legitimidad, mejora de la democracia, aprendizaje individual, funcionamiento social, evolución de la especie), la identificación de los problemas y tópicos relevantes, la búsqueda de una continua formación de los ciudadanos y, en general, de la sociedad (Moreno-Jimenez y Polasek, 2003). La efectividad puede ser pasiva, responder o corresponder a las demandas o exigencias de la sociedad (criterio político); o activa, en la que los poderes públicos se adelanten a los acontecimientos y educen a la ciudadanía para poder dar una respuesta apropiada a los nuevos tiempos y exigencias (criterio social) y construir de manera conjunta una sociedad futura mejor (Moreno, 2010).

Por tanto, es fundamental que cualquier proceso reformador de la Administración Pública se encamine al fortalecimiento de la legitimidad del Estado y de la democracia mediante la adaptación de sus medios y relaciones a las necesidades y las demandas sociales, económicas o de otra índole (Arenilla, 2011). De esta manera cobra sentido, la frase de que lo propio de la Administración Pública es, no tanto prestar servicios como prestar democracia (Denhardt et al, 2003), esto es, reformar los espacios de convivencia, la integración social y el ejercicio de los derechos y libertades de los ciudadanos.


BIBLIOGRAFÍA

AGUILERA DE PRAT, C.R., y VILANOVA, P. (1987). Temas de Ciencia Política. Promociones, Publicaciones Universitarias. Barcelona.
ARENILLA, M. (2011). Crisis y reforma de la Administración Pública. Netbiblo, SL.
BAENA DEL ALCAZAR, M. (2005). Manual de Ciencia de la Administración. Síntesis. España.
CANALES, J.M. (2002). Lecciones de Administración y Gestión Pública. Universidad de Alicante.
CIS (1994).  Imágenes dominantes en el discurso social. E 2086. CIS, INMARK Estudios y estrategias.
DENHARDT, J.V.  y DENHARDT, R.B. (2003). The new public service: Serving not steering. Armonk, NY: M.E. Sharpe.  
FRIAS, S.M. (2001). Cultura política en España: conocimiento, actitudes y práctica. CIS, Opiniones y actitudes, nº 39.
 MORENO, J.M. (2010). Diseño de políticas públicas. Fijación de las actividades culturales y deportivas con la e-cognocracia. Ponencia en Tecnimap, Zaragoza.
MORENO-JIMENEZ, J.M., PEREZ-ESPES, C y VELAZQUEZ, M. (2010). La e-cognocracia en el diseño de las políticas públicas.
MORENO-JIMENEZ, J.M. (2003). E-democracy and Knowledge. A Multicriteria Framework for the New Democratic Era. Journal Multi-criteria Decision Analysis.
VALLES, J.M. (2000). Ciencia Política. Una introducción. Editorial Ariel, S.A. Barcelona.

viernes, 23 de noviembre de 2012

Buena Gobernanza - Buen Gobierno ...



http://quito.empleo.com.ec/
Si se parte de la idea de que no hay una "Buena Gobernanza" sin un "Buen Gobierno" (Arenilla, 2011)[1], se esta poniendo sobre la mesa la necesidad de integrar en los procesos públicos a la sociedad civil y a los ciudadanos, de manera que interactúen democráticamente junto con administradores y políticos, respetando sus respectivos papeles (Bourgon, 2007)[2]. Esto implica la obligación del ciudadano de contribuir a la vida política de la comunidad (Petit, 1999), convirtiendo con esta participación política al individuo en ciudadano pleno y permitiéndole ganar espacios de libertad y de autonomía dentro de una democracia cada vez más participativa y deliberativa, … lo que no parece que se haya logrado ni que tampoco se pueda conseguir a medio plazo, al menos en el panorama español y, especialmente en los niveles gubernamentales superiores (Arenilla, 2011). Aunque, bien es cierto que se han experimentado cambios en las formas en que los responsables públicos se relacionan con su entorno social, sin embargo, no se han producido grandes transformaciones en este sentido (Streeck at al, 1985)[3].


Surge así la necesidad de concretar una nueva alianza entre el poder público y los ciudadanos que fortalezca las ideas de ciudadano y ciudadanía como referentes de la actuación pública y como una nueva manera de relacionarse el Estado con la sociedad, en la que el primero asuma un liderazgo responsable y la segunda se involucre en la marcha del primero. Todo remitiéndolo a un tema central: la democracia que se debe encontrar en el significado del poder político,en  la naturaleza del ciudadano y su papel en la sociedad y en las instituciones políticas (Arenilla, 2011). Siendo por ello importante, seguir avanzando en reforzar la Gobernanza a nivel estatal y global, sin olvidar el gobierno local y la aplicación plena del principio de subsidiaridad (Dror, 1994). En un mundo globalizado el eslabón local aparece como el más idóneo, no sólo para la mejor prestación de servicios públicos, sino también para el desarrollo y consolidación de la democracia ciudadana.


http://piramides-financiera.blogspot.com.es/2012/05/indicadores-financieros.html
En este sentido, comentar la proliferación de mediciones empíricas sobre la calidad de las instituciones, el buen gobierno y el clima para las inversiones, además de investigaciones conexas que conectan el impacto del buen gobierno en el desarrollo. Como ejemplo, mencionar los Indicadores del Desarrollo Mundial de Naciones Unidas[5] que proporcionan una completa selección de índices económicos, socio-demográficos y medioambientales (basados en datos del Banco Mundial y de más de 30 organizaciones asociadas); el Índice de Libertad Económica de Heritage Foundation[6], el Índice de Desarrollo Humano de Naciones Unidas[7] o el Doing Business del Banco Mundial[8], el Índice de Desigualdad de Género[9], el Índice de Pobreza Multidimensional[10], o el IDH ajustado por la Desigualdad[11], entre otros. Sin embargo, también señalar que son diversos los estudios que han puesto de relieve que es complicado construir buenas series temporales de indicadores para las organizaciones públicas, puesto que parecen cambiar con bastante frecuencia (Pollitt, 1996[12]; Talbot, 1996[13]), lo que paradójicamente demuestra que a pesar del aumento de indicadores/índices, todavía siguen faltando datos empíricos (Pollitt, 1996)[14], válidos y fiables que permitan una comparación efectiva y rigurosa entre países (Pollitt at al., 2010)[15] y que promuevan el debate, la discusión y la investigación, así como la sensibilización sobre causas y consecuencias de trabajar por alcanzar un "Buen Gobierno".




[1] Arenilla, M. (2011). Crisis y Reforma de la Administración Pública. Netbiblo, SL.
[2] Bourgon, J. (2007). Gobierno receptivo, responsable y respetado. Hacia una nueva teoría de la Administración Pública. Revista Internacional de Ciencias Administrativas, vol. 73, marzo.
[3] Streeck, W.  y Schmitter, P.C. (1985). Private Interest Government: Beyond Market and State. Bristol: sage.
[12] Pollit, C (1996). Public Administration. London: Routlege.
[13] Talbot, C (1996). Ministers and Agencies: Control, Performance and Accountability. London: CIFA.
[14] Pollitt, C. (1996). Public Administration. London: Routlege.
[15] Pollitt, C. y Bouckaert, G. (2010). La reforma de la gestión Pública: Un análisis comparado. INAP, Madrid.

miércoles, 14 de noviembre de 2012

Algunas reflexiones sobre el sector público ...


 Los sistemas administrativos siempre han estado sometidos a presiones de diverso tipo. Sin ánimo de agotar la lista de tensiones sobre los Estados nacionales, se pueden destacar, entre otras posibles[1]:
-          el impacto creciente de las superestructuras de integración regional, como la U.E., sobre las políticas nacionales y los instrumentos administrativos que sirven para poner en práctica las políticas adoptadas tanto en los niveles nacionales como en los niveles supranacionales
http://espanol.cntv.cn/espanol/special/G20/portada/index.shtml
-          la internacionalización de la economía y, especialmente, de los mercados financieros
-          el cambio de las condiciones externas del entorno desde un mundo estable hacia un mundo dinámico, interdependiente y complejo
-          el cambio de valores de la sociedad, que supone en muchos países un reto endógeno y exógeno a las AP
-          el crecimiento de las funciones públicas en una situación de escasez galopante de los recursos financieros, que obliga “hacer más con menos”
-          el maridaje de la tecnología de la información y de la electrónica que supone un potencial enorme para reformar la AP y su relación con los ciudadanos, al mejorar la gestión de los servicios y permitir la coparticipación de los ciudadanos en las decisiones públicas
-          la presión democrática que se traduce en una demanda de más y mejores servicios, en Administraciones más transparentes, abiertas y personalizadas
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Muchas de estas tensiones se han transmitido de unos sistemas a otros por los efectos de la globalización, actualmente omnipresente en toda manifestación pública (de la economía, de los mercados, de la competencia por un puesto de trabajo, de la producción, de la prestación de servicios y las distintas corrientes en el ámbito de la finanzas, de la información y de la vida en general). Entendiendo por globalización[2], los procesos en virtud de los cuales los Estados nacionales soberanos se entremezclan e imbrican mediante actores transnacionales y sus respectivas probabilidades de poder, orientaciones, identidades y entramados varios, creando vínculos y espacios sociales transnacionales, revalorizando culturas locales y atrayendo a primer plano terceras culturas. Pero, la singularidad de la globalización la constituye, tal y como ha señalado Beck (1997), la ramificación, densidad y estabilidad de sus recíprocas redes de relaciones regionales-globales empíricamente comprobables y de su autodefinición de los medios de comunicación, así como de los espacios sociales y corrientes irónicas en los planos cultural, político, económico, militar y económico[3].

Y ante este escenario, la gran mayoría de países de la OCDE[4] han tenido que abordar algún tipo de reforma para adaptarse a las nuevas condiciones de entornos cada vez más inestables, dinámicos y cambiantes. Sin embargo, las reacciones en ellos han sido muy diversas, debido entre otras cosas, a las distintas culturas político-administrativas dominantes (Loughlin y Peters, 1997; Ziller, 2001; Parrado, 2002).

Así, la pandemia de reformas de la gestión pública que se ha extendido por el mundo OCDE, sigue siendo un hecho (Olías de Lima, 2001; Parrado, 2002), ya que pocos gobiernos pueden permitirse no tener un programa de modernización/innovación del sector público que incluya medidas/iniciativas, como: el alcance de la intervención del Estado, la austeridad y el control presupuestario, una nueva relación entre ciudadanos-Estado que garantice la calidad del servicio público y la participación ciudadana en los procesos administrativos, entre otros aspectos centrales que cualquier agenda política debe incluir, forzosamente, desde hace algunas décadas[5].

Es más, resulta evidente que, si bien cada país tiene sus características/singularidades propias, hay muchos conceptos, prácticas y técnicas que se intercambian a nivel internacional. Este intercambio no es nuevo (Japón copió ciertas mejoras administrativas en el siglo XIX o Brasil adoptó elementos de la “gestión científica” de Estados Unidos en los años 30), pero parece haber aumentado enormemente. Como ejemplo, la publicación de “Cartas de los Ciudadanos” en el Reino Unido (1991), Francia (1992), Bélgica (1992), Portugal (1993) e Italia (1993), y al compromiso de los Gobiernos para crear agencias ejecutivas en el Reino Unido (a partir de 1988), los Países Bajos (a partir de 1994), Jamaica (a partir de 1999), Tanzania (a partir de 1996) y Japón (a partir de 2000). Esta importación y exportación de ideas y prácticas ha sido facilitada por organizaciones internacionales y supranacionales como el Servicio de Gestión Pública de la OCDE (PUMA), el Banco Mundial o la Comisión Europea[6]. No obstante, las trayectorias seguidas por cada uno de estos países, desde la combinación de ideas, características externas/internas, acciones e inacciones adoptadas, entre otros factores a señalar, han sido diferentes en cada uno de ellos, lo que no ha impedido un posible análisis con criterios similares (Pollit et al., 2004). Además, muchas de las técnicas y métodos de gestión incorporados por las AP han llegado desde el sector privado, lo que ha generado y sigue generando reticencias ideológicas y, también, de carácter cultural (Olías de Lima, 2001), con efectos y consecuencias igualmente distintas.

Es tal, la complejidad existente en las actuales sociedades, con una pluralidad de subsistemas sociales relacionados y entrecruzados, que ha forjado nuevas ideas sobre el Gobierno y la actividad administrativa. De ellas, destacar la “governance”, término que se ha traducido por “gobernanza[7]”, que según Baena del Alcalzar (2005) hace referencia a la capacidad/aptitud para realizar fines públicos, actuando en el contexto social sobre varios subsistemas sociales interrelacionados, lo que supone un nuevo enfoque en el manejo de los asuntos públicos[8]. Pero, no es fácil ponerse de acuerdo en una definición de gobernanza. No obstante, según el Libro Blanco sobre la Gobernanza Europea (Comisión, 2001)[9], se puede entender como las normas, procesos y comportamientos de los sistemas sociales y políticos debidos a la interacción de los actores involucrados en estos que influyen en el ejercicio del poder público, especialmente desde el punto de vista de la apertura, la participación, la responsabilidad, la eficacia y la coherencia. 

Pero, a pesar de las aportaciones/bondades de la gobernanza, las flaquezas de este enfoque se han ido visibilizando desde sus primeras conceptualizaciones, como[10]:
-          su vinculación al debilitamiento de la democracia, ya que a las redes acceden pocos actores y apodera a los que son fuertes; las redes no fomentan la transparencia, la publicidad, ni la rendición de cuentas; existe poca claridad y transparencia en el establecimiento de los criterios para participar en la red; se debilita la representación de cargos electos y de las instituciones representativas, generando déficit democrático; se resiente la responsabilidad de estos; las redes difuminan el límite entre lo público y lo privado poniendo en riesgo los derechos y las libertades individuales; las redes fomentan más los intereses individuales que los comunitarios; y las redes pueden dificultar los cambios e innovaciones sociales y políticos al basar sus acuerdos en un mínimo común denominador (Arenilla, 2011; Prats, 2010; Fleury, 2002);

-          otras limitaciones se relacionan con la eficacia, como, la lentitud en llegar a acuerdos; dilución de la responsabilidad, lo que dificulta el cumplimiento de objetivos de la red y la evaluación de las estrategias emprendidas; desviación de los objetivos iniciales por la dinámica flexible en la que actúan; capacidad reducida de acción de la red cuando deserta algún actor en situaciones determinantes (Arenilla, 2011; Fleury, 2002).

Pero, que duda cabe, que sí plantea y trata de resolver algunas cuestiones, aunque estas no sean centrales. Como recoge Dowding (1995), “la gobernanza puede ser entendida como una herramienta de análisis de la realidad”, que además, no tiene la pretensión de explicar todos los fenómenos que ocurren en las instituciones políticas y administrativas, por lo que es necesario combinarla con aportaciones de otras corrientes como la burocracia, las políticas públicas o la NGP (Arenilla, 2011).

No obstante, es preciso seguir avanzando en un marco teórico que permita dar respuestas a varias de las cuestiones que todavía siguen abiertas, como los conflictos entre participación ciudadana y legitimidad democrática (Sartori, 2002); entre responsabilidad social-política y legitimidad democrática; la formación del bien común o interés general; así como la relación entre comunidad y Estado, entre otras.

http://www.gerardoromo.com.mx/2012/08/31/construyamos-instituciones-para-una-efectiva-participacion-ciudadana/


BIBLIOGRAFÍA

ARENILLA, M. (2011). Crisis y reforma de la Administración Pública. Netbiblo, SL.
BAENA, M. (2005). Manual de Ciencia de la Administración. Síntesis. España.
BECK, U. (1997). ¿Qué es la globalización? Falacias del globalismo y respuestas a la globalización. Editorial Paidos. Barcelona, 2001.
CANALES, J.M. (2002). Lecciones de Administración y Gestión Pública. Universidad de Alicante.
COMISIÓN EUROPEA (2001). La Gobernanza Europea. Un libro blanco. COM (2001). Bruselas.
DOWDING, K. (1995). Model or metaphor? A critical review of the policy network approach. Political Studies, 43.
FLEURY, S. (2002). El desafío de la gestión de las redes de actores. Revista Instituciones y Desarrollo.
LOUGHLIN, J.  y PETERS, B.G. (1997). State Traditions, Administrative Reform and Regionalisation. In: Keating & Loughlin (eds.)
OLÍAS DE LIMA, B. (2001). La nueva gestión pública. Pearson Educación, Madrid.
PARRADO, S. (2002). Sistemas  administrativos comparados. Editorial Técnos. Madrid.
PRATS, J. (2010). Políticas de buena administración para la Administración General del Estado en España. Un enfoque de Gobernanza Democrática, en J. Ruíz-Huerta y M. Villoria (Dirs.). Gobernanza democrática y fiscalidad. Madrid. Técnos.
POLLIT, C. y BOUCKAERT, G. (2004). La Reforma de la Gestión Pública: Un análisis comparado. INAP, Madrid.
SARTORI, G. (2002). ¿Qué es la democracia? Madrid, Taurus.



[1] Parrado, S. (2002). Sistemas administrativos comparados. Editorial Técnos. Madrid.
[2] Beck, U. (1997). ¿Qué es la globalización? Falacias del globalismo y respuestas a la globalización. Editorial Paidos. Barcelona, 2001.
[3] Ibídem.
[4] Naschold (1995) compara las políticas de modernización de diez países de la OCDE y demuestra que se ha respondido a estas presiones, bien con estrategias tradicionales de recorte del sector público, bien con la modernización de los métodos de gestión.
[5] Parrado, S. (2002). Sistemas administrativos comparados. Editorial Técnos. Madrid.
[6] Pollit, C. y Bouckaert, G. (2004). La Reforma de la Gestión Pública: Un análisis comparado. INAP, Madrid.
[7] No es una idea de carácter unívoco. Se han mantenido distintas concepciones aunque se encuentran relativamente próximas unas a otras (Baena del Alcazar, 2005).
[8] Baena del Alcalzar, M. (2005). Manual de Ciencia de la Administración. Editorial Síntesis, Madrid.
[9] Comisión Europea (2001). La Gobernanza Europea. Un libro blanco. COM (2001). Bruselas.
[10] Arenilla, M. (2011). Crisis y reforma de la Administración Pública. Netbiblo, SL.