martes, 30 de octubre de 2012

Nuestras actuales Administraciones Públicas ....



Nuestra Carta Magna, en su artículo 103.3 señala que “(…) la ley regulará el Estatuto de los funcionarios públicos”, cumplimiento llevado a cabo por la Ley 7/2007, de 12 de abril del Estatuto Básico del Empleado Público (de aquí en adelante, EBEP), que tiene el carácter de norma estatal básica para todas las Administraciones Públicas (de aquí en adelante, AAPP) y que exige la adaptación, configuración y ajuste de la legislación de la función pública autonómica a las previsiones básicas de esta Ley estatal, teniendo en cuenta las determinaciones de los Estatutos de Autonomía de las 17 Comunidades Autónomas, en el ámbito de sus respectivas competencias, así como la doctrina establecida por el Tribunal Constitucional[1]. Por otro lado, el artículo 35.2 establece que “(…) la ley regulará un Estatuto de los Trabajadores (…)”, mandato desarrollado a través del Texto Refundido de la Ley del Estatuto de los Trabajadores, aprobado por Real Decreto Legislativo 1/1995, de 24 de marzo, modificado en múltiples ocasiones.
Fuente: http://gerencialpc0584.wordpress.com/
Según el EBEP, el personal al servicio de las AAPP estaría integrado por  “(…) quienes desempeñan funciones retribuidas en las AAPP al servicio de los intereses generales” (artículo 8.1), clasificándolo en:
-          Funcionarios de carrera (artículo 9)
-          Funcionarios interinos (artículo 10)
-          Personal laboral (artículo 11)
-          Personal eventual (artículo 12)
-          Personal directivo profesional (artículo 13)
Así pues, nuestro régimen de función pública está basado en un sistema heterogéneo que no tiene un único modelo de referencia, todo lo contrario. Cada Administración (ya estatal, autonómica, local o institucional) debe poder configurar su propia política de personal, sin merma de los necesarios elementos de cohesión y de los instrumentos de coordinación consiguientes. Además, esta heterogeneidad ha contribuido igualmente a la diversidad de regímenes de empleo público, según la naturaleza del vínculo contractual o estatutario que una a cada empleado con su Administración respectiva (Fuentes-Santamaría, 2008; 2011).
Y, aunque bien es cierto que en el sector público se dan rasgos generales comunes, sin embargo, cada organización pública es distinta y diferenciada del resto, posee su propia singularidad, su idiosincrasia, teniendo unos elementos internos, unas características y una actuación diferente; estando condicionada por distintos factores, tales como el sistema político, el sistema económico-social, el territorio en el que se asienta, la población a la que afecta, etc. (Canales, 2002).
Además, en las Administraciones la interdependencia entre política y AAPP es cada día más clara, existiendo numerosas y variadas interrelaciones entre ellas, a veces difíciles de diferenciar con nitidez (Baena Del Alcazar, 2000). Disfrutamos de un Estado pluralista e integrador con unas instituciones administrativas que no son artificiales ni separadas de la sociedad, ni del sistema político, todo lo contrario, hay interacción e influencias recíprocas. Ello conduce inevitablemente a una mayor relevancia y reforzamiento de la relación entre Política y AAPP, frente a visiones y posturas puramente eficientistas y tecnocráticas (Canales, 2002).
Lo expuesto choca con el modelo de organización propuesto por Weber y estudiado en este módulo, un modelo pensado para una organización simple o si se quiere única, aunque pueda ser de grandes dimensiones, pero en el que no se prevé la existencia de una organización de gran complejidad, fragmentada en organizaciones menores, ni tampoco con relaciones o interrelaciones entre unas y otras (Baena Del Alcalzar, 2005). El modelo de Weber, en éste sentido, se queda lejos de las actuales AAPP con volumenes orgánicos de gran extensión y fragmentación, integradas por una pluralidad de organizaciones entre las que se establecen relaciones/conexiones, con condiciones y culturas propias, formadas/integradas por parámetros psicológicos, afectivos y de conducta que los miembros/trabajadores de cada organismo han interiorizado profundamente y comparten.
http://bitnavegante.blogspot.com.es/2010_01_01_archive.html
Estos parámetros tendrían dos dimensiones, una dimensión física y tangible (los hábitos, las rutinas de la gente, sus rituales, costumbres y convenciones) y otra dimensión oculta e intangible (las creencias, los supuestos, las ideas, las esperanzas y los sueños de los empleados), contribuyendo todos los aspectos de una organización (su estructura, su política, la descripción de sus puestos de trabajo, sus procedimientos normales de funcionamiento, su lenguaje e incluso su tecnología) a su cultura (Canales, 2002).
Por tanto, la cultura de cada organización no puede obviarse, ni minimizarse, porque es fundamental para la implementación positiva de cualquier política/acción. Pero hay que tener claro que no existen “buenas o malas culturas”, ni tampoco recetas o modelos de aplicación universal que aplicar, sino que dependerá de la visión, del contexto, de las características propias de la organización y de los condicionantes de la estrategia que se decida seguir, en una adecuada adaptación al entorno específico y complejo en el que desenvuelva sus competencias (Fuentes-Santamaría, 2011).
Fuente: http://www.fotosearch.es/ilustracion/
Conseguir “una buena Administración[2]” que contribuya al desarrollo económico, social, cultural y político de la sociedad a la que se presta servicios, es un reto a lograr en el que es necesario contar con adecuados recursos/factores organizativos (Canales, 2002).
Para ello, entre otras cosas, es necesario atraer a buenos profesionales y estimular a los existentes para un cumplimiento eficiente de funciones y responsabilidades, pues la condición de servidor público, no sólo comporta derechos, sino también una especial responsabilidad en la gestión encomendada, además de obligaciones específicas con los ciudadanos, con la propia Administración y con las necesidades del servicio[3]
Por tanto, los servidores públicos no tienen encomendada una actividad pasiva, ni tampoco de mera ejecución de órdenes, sino que deben de adoptar una posición activa a la hora de hacer efectivo su deber, procurando el logro de sus objetivos y proporcionando los medios que los hagan posibles (Galán, 2010). Siendo, por ello, la señal identificadora de la función pública, la ética pública, que se caracteriza por el servicio público o, mejor dicho, por el servicio “al público”, orientado a la consecución del bien común (Rodríguez-Arana, 1993).
http://www.mtscode.com/index.php/fghjghj
Los servidores públicos no son meros cumplidores de normas, sino que son personas que trabajan en un entorno dinámico y demandante de una atención susceptible de ser valorada en términos políticos, jurídicos y éticos. Por ello, la conexión entre los términos servicio público y responsabilidad de sus agentes debe plantearse en forma de correspondencia ineludible (Galán, 2010). Es lo que Weber denominó como “ética de la responsabilidad”.
Pero, hoy son muchos los retos que se les plantean a las AAPP, no sólo por la variedad de colectivos de empleados públicos, el entorno político-administrativo en el que se da una clara y fuerte interdependencia/interconexión, el rígido marco normativo, la necesidad de modernización de sus prácticas de gestión, la necesidad de institucionalización real de un sistema de mérito que permita superar el clientelismo político, así como conseguir estructuras más flexibles y eficientes, entre otras trabas/problemas a considerar que aquejan al sector público en general, a pesar de los avances de las últimas décadas. Todavía queda mucho por hacer para lograr “una Buena Administración”, siendo necesario seguir apostando por su innovación, con estrategias claras, implementadas gradualmente, que consideren las particularidades/características de cada organización y que impulsen e inciten a una cultura orientada a obtener resultados, a una cultura de innovación, a una cultura de concienciación por los costes y, también, a una cultura de mejora continua (Les Metcalfe et al., 1989).

BIBLIOGRAFÍA


BAENA, M. (2000). Curso de Ciencia de la Administración. Volumen I. Madrid Tecnos, cuarta edición reformada.
BAENA, M. (2005). Manual de Ciencia de la Administración. Síntesis. España.
CANALES, J.M. (2002). Lecciones de Administración y Gestión Pública. Universidad de Alicante.
DIEGO BAUTISTA, O. (2010). El control de conductas corruptas mediante el fortalecimiento de valores éticos. Incluido en el libro Ética y Servicio Público, Colección Dilemata. Editorial Plaza y Valdes.
FUENTES-SANTAMARÍA, A. (2008). La evaluación del desempeño, instrumento necesario para modernizar las Administraciones Públicas del siglo XXI. Proyecto final del Master en Dirección y Gestión de RR.HH., organizado por la Escuela de Negocios de la Universidad de Alicante, 2007-2008.
FUENTES-SANTAMARÍA, A. (2011). Importancia de la Conducta Profesional en los servidores públicos. Proyecto final del Master en Gestión Pública, Liderazgo Político y Comunicación, 2010-2011.
GALÁN JUÁREZ, M. (2010). Análisis de la responsabilidad de los servidores públicos. Artículo incluido en el libro “Ética y servicio público”, colección Dilemata.
LES MESCALFE y SUE RICHARDS (1989). Improving Public Management (La Modernización de la Gestión Pública), del Instituto Nacional de Administración Pública.
PEÑA, L., AUSÍN, T. y DIEGO, O. (2010). Ética y servicio público. Colección Dilemata. Ética, filosofía y asuntos públicos. Plaza y Valdés editores.
RODRÍGUEZ-ARANA, J. (1993). Principios de ética pública. ¿Corrupción o servicio?. Editorial Montecorvo, S.A., Madrid.



[1] En la Comunidad Valenciana se ha plasmado en la Ley 10/2010, de 9 de julio de la Generalitat, de Ordenación y Gestión de la Función Pública Valenciana.
[2] El derecho a “una buena administración” está recogido en la Carta de los Derechos Fundamentales, proclamada por el Consejo de Europa, en Niza, año 2011.
[3] Galán Juárez, M. (2010). Análisis de la responsabilidad de los servidores públicos. Artículo incluido en el libro “Ética y Servicio Público”. Colección Dilemata, 2010.

martes, 23 de octubre de 2012

"Trece días" de Roger Donaldson



Fuente: http://www.filmaffinity.com/es/film490007.html

Para seguir profundizando en el tema de trabajo del módulo 2, "Pensamiento Político-Administrativo e Ideologías Políticas Contemporáneas", el profesor Sanmartín nos propuso el visionado de esta película histórica de intriga, ubicada en octubre de 1962, que cuenta cronológicamente los 13 días que duró la crisis de los misiles en Cuba y como fue vivida por el gobierno de los EE.UU., detallando discusiones en el Gabinete de la Casa Blanca y en el Pentágono y como se tomaron algunas decisiones políticas hasta llegar al bloqueo, aunque su director no profundiza mucho más en el origen del conflicto.
El film dirigido por Roger Donaldson, revela con claridad la lucha de la trastienda del poder entre los mandos del poder político (el Presidente John Kennedy, su hermano Robert y su equipo de asesores/colaboradores) y del poder militar, que representan en esta organización el ápice estratégico y la tecnoestructura (analistas, abogados, etc.), ... en el intento de controlar una compleja y difícil situación que podía haber desembocado en una guerra nuclear.
Así pues, esta cinta muestra la fuerte interdependencia/interconexión que existe entre política y administración (aunque estará más o menos condicionada por la cultura política de cada país), al actuar en continua, compleja y profunda interrelación, produciendo/generando, casi inevitablemente, conflictos/choques, incluso enfrentamientos, tal y como se ve en la película. También se muestra como estos conflictos deben ser manejados/negociados o mediados con "mente abierta", actitud positiva y, siempre, ... buscando el  máximo beneficio de la comunidad a la que se sirve, al menor coste posible. 

Aquí tenéis un vídeo de youtube de once minutos de duración:


"El conformista" de Bernardo Bertolucci

Fuente: http://cine.coveralia.com/caratulas/El-Conformista-Caratula.php
Esta es una de las películas propuesta por el profesor Sanmartín en el módulo 2 del curso de Especialista en Dirección Pública, dirigida por Bernardo Bertolucci en 1970 y basada en la novela "The conformist" escrita por Alberto Moravia en 1951.
El film, que se sitúa en los años 30, principalmente en París, aunque también, en Italia, es un drama-político, en el que el protagonista, Marcelo Clerici, un fascista aparentemente convencido que se une al partido fascista italiano para encontrarse a sí mismo y desaparecer entre la multitud, ... para, como dice textualmente, "poder pertenecer" en su deseo de ser "normal", ... es capaz de llegar a cometer cualquier atrocidad por dura y violenta que sea, siempre que ello le suponga obtener beneficios propios.
El personaje de Marcelo Clerici, se muestra a lo largo de la cinta como una persona atormentada y fría, sin escrúpulos y casi sin sentimientos, ... un "conformista" con todo y tod@s.
Esto se observa con claridad al final del film que se sitúa en julio del 43, cuando en Roma se celebra la caída del fascismo, ... en estas escenas finales Bertolucci muestra la verdadera cara de Marcelo quien sin ningún reparo y a voz en grito en la calle denuncia a su amigo fascista, acusa a Seminara del delito que él mismo había cometido, ... para terminar uniéndose a los que están celebrando la caída del régimen.
Además, destacar como se muestra un modelo de organización basado en el clientelismo político, carente de valores éticos, opaco, ineficiente y fuertemente jerarquizado, que únicamente parece tener como misión perpetuar los valores y emblemas del régimen. Un modelo que elige/selecciona al personal en base a la devoción y confiabilidad que ofrecen en el líder/régimen, pero no por cualificación, capacidad y méritos, ... no teniendo nada de organización burocrática profesional.

Para los interesados en verla... aqui os dejo el video de youtube:

viernes, 19 de octubre de 2012

El Estado-nación en las sociedades del siglo XXI...



Desde las últimas décadas del siglo XX, en una parte del mundo, se disfruta de modernas sociedades democráticas y plurales, interrelacionadas e interconectadas las 24 horas del día, los 365 días del año. Sociedades en las que la globalización ha traído consigo, en palabras de Ulrich Beck[1] “(…) la perceptible pérdida de fronteras del quehacer cotidiano en las distintas dimensiones de la economía, la información, la ecología, la técnica, los conflictos transculturales y la sociedad civil, (…) modificando a todas luces con perceptible violencia la vida cotidiana que fuerza a todos a adaptarse, a responder”.
Fuente: http://www.elmundo.es/especiales/2001/07/sociedad/globalizacion/globalizacion.html

Efectivamente, la realidad descrita ha significado una redefinición de modos de vida, de estar y relacionarse en sociedad, con una nueva proyección de un imaginario común con valores, creencias, reglas operativas y tecnologías (principalmente, de la información y de las comunicaciones), además de códigos y reglas homogéneas para el intercambio de información, con un lenguaje común, sistemas, programas, procedimientos técnicos y prácticas sociales compartidas. Es decir, la constitución de contextos culturales y comunicativos universalizados, con una cultura tecnológica y una lengua común[2].
En el escenario global/mundial descrito, el papel de los Estados, tanto a nivel interno como externo, se desdibuja. La presencia de nuevos actores políticos, sociales y económicos han invadido su campo de acción penetrando en sus márgenes de maniobra, enfrentándolo a nuevos retos y desafíos que les ha generado cierta pérdida de autoridad y legitimidad, llegando a cuestionar la propia identidad soberana. Como señalaba Beck[3] “(…) la tesis de los espacios cerrados es ficticia. No hay ningún país ni grupo que pueda vivir al margen de los demás. Es decir, que las distintas formas económicas, culturales y políticas no dejan de entremezclarse y que las evidencias del modelo occidental se deben justificar de nuevo”. Seguidamente, continúa este autor explicando que entiende por sociedad/Estado mundial, señalando[4] “(…) la totalidad de las relaciones sociales que no están integradas en la política del Estado nacional ni están determinadas, ni son determinables, a través de ésta. La autopercepción juega un papel clave en cuanto que la sociedad mundial en sentido estricto significa una sociedad mundial percibida y reflexiva”. En relación a esto, atinadamente, observa Rawls[5] “en ausencia de un Estado Mundial, debe de haber fronteras de alguna clase, que parecen arbitrarias si se los considera de manera aislada y que dependen hasta cierto punto de circunstancias históricas”.
Pero, antes de profundizar algo más en la situación actual del Estado-nación, se presentan unas breves pinceladas de cómo y cuando surgió ésta forma de organización política que históricamente ha presentado la convivencia humana.
Su surgimiento se enmarca en una situación espacio-temporal concreta y con unos rasgos estructurales característicos, que se va conformando a partir de los siglos XIII y XIV en sociedades europeas, en un proceso que llega hasta el siglo XX. En el proceso de formación se produce la unificación política y territorial, la centralización y concentración del poder y la organización de la actividad política de una forma permanente con medios personales y materiales (burocracia, ejército, hacienda pública), que Nicolás Maquiavelo promoverá y justificará en su obra “El Príncipe”. Además de, un proceso de progresiva unificación del Derecho y un proceso teórico en la construcción de la idea de Estado[6].
Pero, el surgimiento y consolidación del Estado fue de la mano de profundos cambios que convulsionaron las sociedades del momento, generando luchas y divisiones políticas y religiosas, desorden y guerras. Esta situación sería una de las razones principales que llevaría a Jean Bodín a defender un poder “absoluto y perpetuo” para salvar el nuevo orden del peligro. En su obra cumbre, Los Seis Libros de la República (1576) señala “República es el recto gobierno con poder soberano de varias familias y de lo que les es común” (República equivale a Estado). Este autor acuñaría el término soberanía como “el poder absoluto y perpetuo de una República”, con origen divino. Para él, la soberanía no estaba limitada por ningún otro poder político, no reconocía superior ni en el exterior, ni en el interior. Este poder “absoluto y perpetuo”, el poder supremo sobre los súbditos”, significaba que el poder soberano se manifestaba no a través de decisiones individuales o aisladas, sino a través de leyes.
Fuente: http://filosofiadelderechoexternado.blogspot.com.es/2010/08l
La búsqueda de paz, orden, seguridad y conservación une los pensamientos de Bodín y Hobbes. Sin embargo, éste último, también defensor del absolutismo, concebirá el Estado como un gran artificio, algo creado por el hombre, construido con la precisión de una máquina perfecta, única fuerza posible que puede impedir que los hombres se destruyan entre sí y asegurar la paz, plasmándolo en su obra titulada El Leviatán (1651), un monstruo bíblico recogido en el libro de Job, que simboliza el poder surgido del pacto entre hombres, sumando individuos a los que absorbe e integra en una unidad superior como medio necesario para lograr seguridad y protección general[7].
Este autor pretendía justificar el poder absoluto del monarca definiéndolo como “el conjunto de medios de que uno dispone para conseguir un fin aparente”, que era la seguridad y la paz, porque para él el hombre se encuentra por obra de la simple naturaleza en “una guerra de todos contra todos”, siendo necesarias leyes adecuadas para lograr esa paz, a las que llegar por mutuo consenso. Estas leyes de la naturaleza, según Hobbes, servirían para que el hombre saliera de ese estado de guerra.
Hobbes aportará con su obra conceptos fundamentales para la teoría del Estado como la construcción de la idea de Estado como persona jurídica, el que la sociedad no existe si no está organizada en forma de Estado o que las normas jurídicas son válidas en cuanto dictadas por el Estado que decide lo que es bueno y útil, entre otras.
Pero, además de Maquiavelo, Bodín, Hobbes, Locke, Rousseau, han sido numerosos los estudiosos/pensadores que, según momentos históricos, han vertido sus visiones/opiniones/teorías, modificando sustancialmente el concepto de Estado Moderno, al igual que el de soberanía, desde su surgimiento hasta nuestros días ... porque la historia no se detiene. Así, desde la gestación del Estado-nación en las sociedades europeas hasta las actuales sociedades globalizadas del siglo XXI, con una creciente intensificación cuantitativa y cualitativa de las relaciones internacionales, económico-financieras, políticas y comunicacionales, se han sucedido variados procesos de cambios políticos complicados y extensos que han provocado un asincronismo histórico en los procesos de desarrollo. Mientras por un lado han surgido un sinnúmero de organismos internacionales, y algunos Estados nacionales ya han cedido parte de su soberanía a instancias supranacionales (como la Unión Europea), en muchas partes del llamado Tercer Mundo hay Estados nacionales que están en formación o consolidación, marcados, principalmente, por los conflictos armados generados en los mismos[8].
Y, desde esta reflexión, ¿qué desafíos presenta esta forma de organización política?. Como algunos han predicho, ¿podría estar cercano su fin?[9] O, por el contrario, ¿sólo sería necesario un replanteamiento de sus ámbitos de actuación y competencias?
Es una realidad que la estructura decisional y la soberanía de este actor por excelencia de las relaciones internacionales de los últimos dos siglos, están sometidas a presiones “desde arriba”, cuestionada por instituciones supranacionales, corporaciones, bancos y, “desde abajo” amenazada por localismos[10]. Tal y como señala Strange (1996) “las fuerzas impersonales de los mercados mundiales son hoy más poderosas que los Estados, que supuestamente tienen la máxima autoridad política sobre la sociedad y la economía. Si antes los Estados eran los amos de los mercados, ahora son los mercados los que, en muchas cuestiones decisivas, son los amos de los gobiernos de los Estados”[11].
Fuente: http://es.123rf.com/photo_2661081_el-verdadero-deseo-del-capitalismo-el-capitan-mundo.html
Esta debilidad de los Estados para conducir la economía, ha llevado a que los gobiernos queden presos de una disciplina externa, de programas y condicionamientos económicos, así como de poderosos grupos locales de interés, perdiendo la capacidad de conducción de sus respectivas economías por el creciente endeudamiento[12].
Pero, la actual crisis del Estado-nación, no tiene un solo origen, sino que es producto de una serie de cambios estructurales que demandan un replanteamiento acerca de cuales serán en el futuro sus ámbitos de actuación y sus márgenes de maniobra, definiendo el rol a desempeñar dentro del sistema internacional y el grado de soberanía a detentar, tras una revisión de las dimensiones jurídica, política y operativa de la soberanía, para delimitar ventajas y desventajas con las que elaborar una estrategia de acción tanto a nivel interno como externo[13].
Por tanto, se trataría, ante la actual situación de “vaciamiento” y, cierto retiro del Estado soberano, de llevar a cabo una reconstrucción/reorganización del mismo, con el objetivo de recrear un proyecto de país con futuro, de repensar instituciones, así como su rol de actor decisivo para garantizar la cohesión social, la identidad y el bien común, y no sólo el papel de garante de las reglas del juego y proveedor de seguridad jurídica para el capital y de contención social para los más pobres[14].
Para terminar esta reflexión, hacerlo con la visión acertada de Ulrich Beck sobre la sociedad global del siglo XXI y la posición/papel que ocupan estos actores soberanos, pendientes de su propia recreación para poder consolidar una permanencia estable y positiva en épocas venideras, “vivimos en una sociedad mundial sin Estado mundial y sin gobierno mundial. Estamos asistiendo a la difusión de un capitalismo globalmente desorganizado, donde no existe ningún poder hegemónico ni ningún régimen internacional, ya de tipo económico, ya político”.  
Fuente: http://www.fp-es.org/el-retorno-del-estado-nacion



[1] Beck, U. (1997). ¿Qué es la globalización? Falacias del globalismo y respuestas a la globalización. Editorial Paidos. Barcelona, 2001.
[2] Ver artículo de Eduardo A. Vizer “El desafío de la cultura tecnológica y la educación globalizada: homogeneización o diversidad”. Publicada en la revista Ciudadanía, democracia y valores en la sociedades plurales, nº 5-mayo 2005.
[3] Beck, U. (1997). ¿Qué es la globalización? Falacias del globalismo y respuestas a la globalización. Editorial Paidos. Barcelona, 2001.
[4] Beck, U. (1997). ¿Qué es la globalización? Falacias del globalismo y respuestas a la globalización. Editorial Paidos. Barcelona, 2001.
[5] Rawls, J. (1999). El derecho de las gentes y “una revisión de la idea de razón”. Editorial Paidós. Barcelona, 2001.
[6] Apuntes de la asignatura de Teoría del Estado, curso 2005-2006, de la Diplomatura de GAP, en la Universidad de Alicante.
[7] Ibídem.
[8] Ver artículo de Wolfgan Hein “El fin del Estado-Nación y el nuevo orden mundial. Las instituciones políticas en perspectiva”. Publicado en Nueva Sociedad, nº 132 julio-agosto 1994, pp. 82-99
[9] Ver artículo de Patricia Rojo y Sabrina Benedetto “¿Crisis del Estado-Nación o Cambios Estructurales?, publicado en la Revista Inter-forum.
[10] Ver artículo de Daniel García Delgado “El futuro del Estado-nación en la transición a la sociedad global”.  Publicado en la página web de la Asociación Internacional de Presupuesto Público.
[11] Strange, S. (1996). La retirada del Estado. Intermón. Icaria.
[12] Como ejemplo, la dura crisis económica-financiera que se está vivienda en la zona euro, con la imposición de fuertes medidas de austeridad y recorte a las economías más débiles como la griega o la española, entre otras.
[13] Ver artículo de Patricia Rojo y Sabrina Benedetto “¿Crisis del Estado-Nación o Cambios Estructurales?, publicado en la Revista Inter-forum.
[14] Ver artículo de Daniel García Delgado “El futuro del Estado-nación en la transición a la sociedad global”.  Publicado en la página web de la Asociación Internacional de Presupuesto Público.

sábado, 13 de octubre de 2012

viernes, 12 de octubre de 2012

La U.E. Premio Nobel de la Paz


La Unión Europea (U.E.) ha sido galardonada este viernes con el Nobel de la Paz, por "haber contribuido al avance de la paz y la reconciliación, la democracia y los derechos humanos en Europa, extirpando las guerras en un continente que salía desgarrado tras la IIª Guerra Mundial", según anunció en Oslo el Presidente del Comité de los Nobel, Thorbjoern Jagland, cuyo país, paradójicamente, no es miembro de la U.E.

Este premio ha sido una total sorpresa por llegar en un momento en el que la solidaridad europea se enfrenta a su mayor desafío en décadas por las fuertes sacudidas de la crisis económica-financiera y ante las profundas divisiones en el seno de la Unión, entre países ricos liderados por Alemania que se muestran reacios a acudir en ayuda de los países del sur o países pobres, como España o Grecia, ahogados financieramente por una deuda excesiva y sometidos a duras políticas de austeridad y recortes.

Esperemos que este galardón sirva para que vuelvan a brillar los valores que inspiraron e impulsaron este proyecto de paz tan exitoso durante un tiempo,... permitiendo recuperar ¡¡¡ese bello sueño que fue Europa!!!


Aqui os dejo algunos enlaces a esta noticia: 


Fuente: http://www.elperiodico.com/es/noticias/internacional/union-europea-gana-nobel-paz-2224260

jueves, 11 de octubre de 2012

Constitución y derechos en tiempos de crisis... por Manuel Francisco Alcaráz Ramos

Ayer, miércoles 10 de octubre, tuvo lugar el acto de apertura de la Universidad Permanente de Alicante (UPUA), en la que el catedrático de Derecho Constitucional, Manuel Francisco Alcaráz Ramos, impartió una conferencia magistral sobre "Constitución y Derechos en tiempos de crisis". En esta conferencia el ponente abordo temas como: la crisis del Estado Social, la posible modificación de la Constitución, la estructura del Estado, el descrédito de la política, entre otras cuestiones interesantes sobre las que reflexionar. 

Aqui os dejo el enlace a la entrevista ofrecida por este profesor al Diario Información, publicada hoy:



El político auténtico ... por Gregorio Peces-Barba

Aqui os dejo el enlace a un artículo de opinión del periódico El País, publicado hace ya algunos años, ... escrito por el que fuera político, jurísta, catedrático de Filosofía del Derecho y uno de los padres de nuestra Constitución del 78, Gregorio Peces-Barba, que merece la pena leer ... y más en los tiempos actuales. 

En este texto el autor habla de cómo tiene que ser "un buen político", "un auténtico político", para poder ostentar el poder y ejercerlo con responsabilidad, en beneficio del interés general... que Weber llamó "ética de la responsabilidad".


Enlace: http://elpais.com/diario/1982/08/30/opinion/399506404_850215.html

Gregorio Peces-Barba Martínez